
A mi chiquillo, Ichi de Kantavalier
por el tiempo que pasamos y el que pasaremos, con toda mi estimacion
Un segundo mas, suplico. Un segundo mas del reloj eterno. Que el ave no muera y afile de nuevo el pico. Que permanezcas a mi lado en el monte, hasta que el amanecer perturbe el sueño.
Incapaz eres de comprender mis palabras, de entender el tiempo o lo que sea que a tu nombre escriba. No sabes aun la sangre que se gasta en un suspiro, crees que esta es la forma en la que escribo yo. Desconoces el fruto y quieres tomarlo con las manos, beber las lágrimas emanadas y llenarte de su amargura, decir que es salado sin haber probado la sal.
Un segundo mas, suplico, dejar de ser y no-ser, para unirte a la muerte que te llama. Un segundo mas para ver tu independencia tan flexible, y saber viviste todas las estaciones. Que permanezcas a mi lado en el monte, hasta que la libertad exija tu nombre. Ese canto esta calmándote, esas alas negras se baten en tu espalda, ese fruto latente, pide ser por ti arrancado. Sonatas inusuales te llenan de demencia, te entregan la verdad. Mas no corras aun tras ellas, tus oídos jóvenes lo traducen todo a palabras banas, a canciones desesperan tes que solo entenderás con tiempo. Hasta entonces, espera, llenandote de la agonía mas dulce, dejando que el saber te inunde, dejando atrás las pútridas pasiones... Comprenderás entonces que el amanecer llega, y que el sueño que soñabas con soñar es tangible como arena. Comprenderas después que mis brazos solo estaban tras de ti para evitar que cayeras, sin embargo caminaste solo. Volaras por tus propios cielos infinitos, sin esperar mas a aquel que dijo que te esperaría.
Permanezco solo en el monte, realmente satisfecho. Un segundo mas, suplicaría. Mas, tras afilar su pico, el ave ha muerto
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